2014/09/30

Sesión psiquiátrica 3


-¿Entonces?-

-... rios, rios rojos fluían de mi, de hecho, fluían en mi pasaba por encima mio, y se perdían entre mis pies, parecía la regadera... olor a hierro cubría mi cuerpo, me intoxicaba... me inundaba.
-¿Fue entonces que despertaste?-
-No doctor, fue entonces que me perdí en la ensoñación nocturna, propia de las almas perdidas y condenadas...
-¿Como los vampiros?-
- Por favor, doctor, no diga estupideces, la obscuridad elemental, el silencio eterno, abismo primigenio, primordial, EL ABISMO. Más allá de la conciencia humana, más allá de la mente de los viajeros y aún más allá de los buscadores de otros planos. Allá donde ninguna de las puertas se abre con llaves de plata ni con relojes en forma de sarcófagos... mucho más allá.
-No se que decirle, esto es sorprendente-
-... los rios rojos seguían cayendo a mis pies... entonces un leve quejido salio de la oscuridad, prendí la luz y a mis pies estaba ella. Aún con vida.
-¿Y que hizo?
-Por su puesto, le dispare, no podía mirar esos ojos de sufrimiento.
-Ya veo... ¿y después...?
-Vine directamente hasta aquí... y  pedí verlo. Su secretaria me dijo que esperara y me miro con esos ojos preocupados y le dispare...
-... entiendo, ese fue el ruido... ok-
-Y entre con usted y aquí me tiene... pero por favor no me mire así... ¿no podría hacerlo de otra manera?... ¡Por favor... no, usted no!
¡No tiene derecho a juzgarme como loco...!
Lo sabia... también... lo hizo... ahora necesito otra arma...

-Rios...rojos fluyen así hacia mi... gracias padre. Necesito una bestia que lama mis manos.


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