Ruth camino con decisión hasta la puerta. Tocó el timbre, se bajó la máscara de cartón que simulaba un vampiro con dos hilos de sangre en la comisura de los labios...
La puerta se abrió con un rechinido y sin decir nada y no permitir la frase de la niña dejo en el suelo frente a ella una pequeña calabaza de plástico corriente, la tomo sin reparo y se dirigió a su casa, al llegar había asombro y emoción en su mirada. Le habían dado algunos dulces pero en esa casa, la de la puerta que rechina, le dieron partes, manos, pies, ojos y algunas otras vísceras, ella casi no podía contenerse, esa misma noche terminaría de armar a su mejor amigo, a Willy el muerto.
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