La inteligencia artificial está de moda. Sin embargo hace más de 50 años ya se escribía sobre ella y sobre las posibles complicaciones de la misma. Buenos recorridos cósmicos, hoy escribo sobre una gran aventura, la odisea del espacio 2001. De Arthur C. Clark publicado en 1968 y que se mismo año se vio en las pantallas del cine.
Un descubrimiento en la luna que cambiaría la perspectiva de la humanidad, un viaje a los lejanos confines del universo y un proto-hombre adquiriendo nuevas habilidades. Y no de los finales más referidos en la cultura pop, hacen esta aventura imperdible.
Todo bajo la mirada de uno de los escritores de ciencia visionarios. De la generación de escritores "problemáticos" que lejos facilitarse la vida gracias a los avances tecno científicos... ven la complicación en ellos. Y de un director perfeccionista, el señor Kubrick.
Lenta, pausada, sin prisa, justo como la ciencia y sin embargo práctica en muchos sentidos, tendiendo al minimalismo del posible futuro. Dónde dos cosmonautas y una A.I. se embarcan en un viaje distante abordo de la "Discovery" para encontrar la explicación... ¿Que acaso no es una particularidad de la ciencia?
Y uno de los villanos más memorables en la historia y que, estoy seguro, podría ser el padre de la paranoia y la neofobia que remata en Almas de metal y en Terminator. Con el conocimiento y la razón de su lado. Pero eso sí amable hasta el final. -Pare Dave-
Texto e imagen se complementan para dar el panorama completo de la que es, quizá, la reina de las aventuras de ciencia ficción mundial, ciencia dura, tecnología, anticipación, música orquestada en un deleite sensorial.
Hasta próximos ciclos solares.
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