Al entrar pude ver una reluciente galería bajo las luces ámbar y el olor a incienso que salía de unos hilitos de vapor provenientes de las varitas que vende alguna niña en algún pasaje del metro.
La librería tiene en la entrada un letrero de neon en huelga que en tiempos mejores brillaba invitando a acceder a la tienda. Y una campaña sin badajo, como si al carácter de él pudiera atrapar al visitante y condenarlo a recorrer sus pasillos por siempre, observa el ir y venir de los extraños que se animan a incursionar en tan temible sitio.
Adentro. Un pasillo angosto y polvoso. Con libreros de piso a techo amenazando caer sobre el incauto y cubrirlo con tapas de tela roídas y muertas, letras secas y desconchadas a la vez que puedes ser transporte también tumba.
Las puertas se abren como agujeros de ratones que escapan de la Luz a las profundidades de la tierra desde una sucia vecindad en el centro de la ciudad. Para dar paso a otra galería tallada en las entrañas del mundo que, curiosamente, parecen lomos de libros antiguos que como dientes amarillos, marrones y castaños que esperan te descuides para darte senda, sórdida dentellada. Incluso los dientes aturquesados, dorados, broncilíneos son envueltos y oscurecidos por la placa dental bacteriana del tiempo.
Con gran habilidad camaleónica a veces, este monstruoso ser puede parecer otras cosas. Pero siempre presenta dientes dispuestos a masticar tu conciencia y a regurgitar algo más. Dientes largos, cortos a veces cubiertos de saliva y baba que da una apariencia de nuevos y brillosos pero siempre dientes.
Cuando muerden nada se puede hacer. Solo dejarse seducir al dolor, que a veces termina con un dejo de placer mientras la maquinaria de la mente asimila el daño. Nadie queda incólume. Nadie se salva. Nadie queda a salvó de la visita a uno de estos lugares.
El callejón cambia de lugar, cada vez aparece en lugares diferentes, nunca es el mismo o a veces si. Colo los libros que brincan de un lugar a otro, así este lugar.
El día del libro internacional 2025. Ni todo el amor, ni todo el dinero, pero si todas las letras.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario