Buenos recorridos cósmicos. Los noventas fueron años muy raros. Con los videojuegos entrando a la vida promedio. El NES y el SNES se hicieron presente. Y poco a poco un monto de chicos salían del oscurantismo electrónico.
Había un hombre, cerca de casa, propietario de una papelería que hacía encargos y cada ocho días asistía al centro de la ciudad para surtir dichos pedidos. Mi hermano quien estrenaba su capacidad adquisitiva encargó un juego recomendado en una revista especializada.
Legend of Zelda. Link to the past.
Cada que lo pienso o lo verbalizo escucho la música.
Salí, como cada domingo por la tarde a comprar una biografía para mí tarea de biología de la secundaria. Regrese a casa con dos noticias; una era que los salmones se reproducen en agua dulce y viajan al mar solo para regresar al agua dulce y que el encargo había llegado.
Esas misma noche empecé mi vida como Link en el juego más increíble, hasta entonces. Gráficos divertidos, misterios, juegos de palabras entendidos a medias dado mi inglés deficiente que mejoro rápidamente. Y una banda sonora que sigue en mi mente.
Ítems, secretos, monstruos, magia. Todo en un juego "de arriba" con muñequitos que se aproximaban a algo real, fantástico. Era muy joven para recordar los otros dos juegos, los de NES. Así que me hundí en la leyenda de Zelda.
Cada que obtenía un arma debía regresar a todos los puntos misteriosos para probarla. Y siempre se debía probar el efecto en cada uno de los enemigos. Ponía a prueba la orientación espacial, la imaginación y la perspectiva. La observación tanto visual como acústica y fomento la resolución de problemas. Fue entonces que me encontré en una condición nunca antes experimentada.
Estaba en igualdad de circunstancias con mis mayores,Ya no tenía que ser más rápido ni más fuerte, bastaba ser más observador o más listo. Entonces nació un gamer.
Años después domine el arte del SNES, superé a mis hermanos aunque hubo topicos que nunca pude derrotar. En mi caso, Peach permaneció y murió de ancianidad juntos Bowser. Sin embargo universos enteros fueron rescatados de poderes cósmicos y letales, de mutantes perversos, y doctores dementes que fabricaban robots, princesas durmieron en sus castillos, padres se encontraban con sus hijos y la espada maestra volvió a dormir.
Uno de los finales más increíbles dieron cierre a Legend of Zelda: Link to The past (ahí está de nuevo la musiquita en mi cabeza). Despedida de todos los personajes de los que vale la pena despedirse.
El juego fue para mí mucho más que un videojuego. Fue el camino de todo lo que se puede conseguir si pones dedicación.
Hasta próximos ciclos solares.
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