Se va.
29 enero
Hoy acudiré a una de las despedidas más tristes que he tenido. Al concierto de despedida del maestro Joaquín Sabina. Si bien aún tocará en la ciudad y en algunos otros países me temo que no lo volveré a ver...
Acompañante silencioso que, parecía entendía lo que ocurría en mi mente, siempre ha tenido palabras para expresar lo que siento y lo que pienso.
He tomado más de una vez sus versos, rotos, malolientes y bastardos para ponerlos en mis dedos, en mi boca y en mi oído y poder caminar negando todo y aceptando todo.
Cigarros, porros, cerveza se han agotado al compás de los boulevares y de las gasolineras, mientras las noches negras caigan sobre mi Madrid, que curiosamente es más parecida a la CDMX de lo que la gente acepta.
Amigos y hermanos han cantado conmigo como buenos borrachos, las aventuras y desventuras de mi corazón bohemio mientras el metro aventaba luces en los túneles mientras cambiaba la tesitura de su voz. Y de mi voz.
Lo entendí y me entendió. Le dedicaba notas y acordes a mis misas y mis sueños, desde las fábulas y olivetis con caries hasta los buceadores de braguetas, todos estaban incluidos.
29 enero más tarde
Mentiras piadosas y calle melancolía me transportan.... A un pasado lejano y remoto de mi mismo, golpeado con las notas en los oidos sacudiendo recuerdos ...
Más de cien mentiras que valen la pena ...
Llorando canto, recito la letra de las canciones mientras un coro anónimo rellena los espacios... Mi voz se quiebra en más de una ocasión. Está noche no importa.
30 enero
Despedí a uno de mis más grandes héroes. Las cosas podían salir mal Pero lo importante era tener una canción para cantar. Canciones de verdad, de gente que fracasa y de gente que gana y que al ganar lo pierde todo. De encuentros casuales y de amores eternos. De la importancia de ser y estar aunque sea en sueños.
Así fue Joaquín Sabina en mi vida. El repertorio me llevo a mis viejos amigos y hábitos. A los que dejaron de serlo y a los que nunca lo fueron.
La edad nos carga a todos y a Joaquinito le llegó la propia. A pesar de eso demuestra lo que es ser sobreviviente.... Maldita sea... Y nunca me cansaré de celebrarlo.
Hoy me enseñaste la última lección, cierra la puerta de la despensa, termina lo que empezaste... Cómo lo tengas. Solo es cuestión de cerrar lo que no puede estar abierto.
Espero que la gente que me quiera también guarde in último vals para mí.
Gracias maestro. Gracias Sabina. Gracias por existir y ser parte del soundtrack de mi vida.
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